DE AQUELLO QUE PASA Y QUEDA
Rafael Flores Montenegro
Flamenco
El tocaor resguarda con su mirada a la bailaora …
nos dice este recinto es nuestro,
por nada del mundo entrarás.
Cada taconeo brilla sobre la punta
de una estrella que ella ve en el suelo.
Se sube el vestido
y entre volantes de nubes desnuda la luna de sus piernas.
Las minas, el mar, los toros,
la geografia completa
metida en la caja de una guitarra
y luego liberada en la garganta del cantaor.
Por la sonrisa lasciva y sobradora
de esa mujer
perderías la cabeza,
harías el viaje
sin billete de vuelta.
El bailaor chisporrotea ritmos,
discute con su sombra.
Detrás le cantan ¡ole! ¡ole! ¡ole!
que llegan como amenazas de muerte.
Y él responde taconeando
una rotunda ocupación del territorio.